Las zonas comunes del edificio se adaptan de manera orgánica a la línea de servidumbre del arroyo con el objetivo de dejar el máximo espacio posible para los aularios y permitiendo una zona de ampliación clara al fondo de la parcela, dejando libertad a los aularios para organizarse regularmente orientando todas las aulas a noreste. Se ha seguido el criterio definido en el pliego de orientar los huecos a norte, minimizando en lo posible las protecciones solares. Se juega con la iluminación indirecta que provoca el ladrillo blanco utilizado en los paños a sur y a oeste, en contraste con el ladrillo oscuro. En el “corte” con la línea abstracta de la servidumbre legal del arroyo es donde el edificio se muestra más complejo, generando espacios y miradas diversas...